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Acércate a Dios

Por encima de todas las demás urgencias a las que se enfrenta la condición humana, no hay ninguna tan grande hoy como conocer a Dios íntimamente. Esta profunda experiencia de conocer al Todopoderoso no es un encuentro de una sola vez o un ascenso intelectual, sino que se encuentra en el corazón mismo de nuestro mensaje cristiano: el Creador Todopoderoso del universo ha extendido gentilmente una invitación a cada uno de nosotros, un llamado a participar en una relación profundamente personal y transformadora con Él.

La raíz de todos nuestros problemas no es que Dios nos haya abandonado o esté desapegado de nuestra situación, sino más bien que no hemos conocido a Dios lo suficiente como para disipar nuestros temores permaneciendo en Su Presencia Eterna. La verdad es que al perderlo de vista a Él, perdemos de vista quiénes somos, porque estamos hechos a Su imagen y semejanza de manera maravillosa y maravillosa. Sin conocer al Señor, estamos a la deriva, sin una verdadera comprensión de nuestra identidad y propósito.

La transformación no puede llegar a nosotros externa, intelectual o indirectamente a través de otro. Es a través del antiguo camino de la devoción personal y la quietud que somos cambiados. Nada puede reemplazar esta base atemporal.

Imagínate, un lugar de encuentro reservado únicamente para que lo ocupes, donde el Señor espera ansiosamente tu presencia.

Hoy, los animo a abrazar esta invitación divina. Abre tu corazón a la presencia de Dios y permítele que se revele a ti de maneras nuevas y profundas. Búscalo fervientemente a través de la oración, la meditación y el estudio de Su Palabra. Porque en los momentos tranquilos de intimidad con nuestro Creador, encontraremos la fuerza, la guía y la paz que necesitamos para nuestra necesidad y claridad presentes para navegar a través de los desafíos que tenemos por delante.